Era sábado en Estoril, la localidad portuguesa donde vivían los Condes de Barcelona y sus hijos. Esperando la hora de la cena, los dos hermanos estaban solos, en la sala de juegos de la mansión para hacer algunos disparos contra un blanco circular de colores brillantes, con una pistola calibre 22, que les habían regalado. De repente, Alfonsito recibió un disparo.
A medio camino entre la desesperación y el sentimiento de culpa, el rey Juan Carlos quedó marcado,de ahí su tendencia a la introspección y la soledad. La relación con su padre nunca volvió a ser la misma, y dos días después, Juan Carlos fue enviado a España para continuar su formación militar.
La noticia fue silenciada por el régimen del entonces dictador español, Francisco Franco, que mantenía a los Borbones lejos de España, y también por la prensa portuguesa, debido a quie también era una dictadura.
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