®La Romanización.

En el año 218 a.c. los romanos desembarcan en Ampurias con motivo de la segunda gran guerra que sostenían con sus rivales los cartaginenses. A partir de ese momento comienza la conquista y romanización de Hispania. De este modo, la civilización de los dominadores se fue imponiendo paulatinamente sobre las formas de vida, en general mas rudimentarias, de las gentes peninsulares.
En este momento de la llegada de los romanos, el territorio estaba habitado por pueblos con lenguas muy diferentes (vascos, tartesios, iberos... A excepción del euskera, todas esas lenguas desaparecieron progresivamente con la romanización, proceso que dejó como principal legado su lengua: el latín.

Las lenguas romances derivan del latín. Pero no evolucionaron a partir del latín clásico, sino del llamado latín vulgar, que era el hablado por los soldados, comerciantes y colonos, gente en su mayoría analfabeta.
La enorme extensión que abarcaba el dominio romano hizo que, desde muy pronto, el latín hablado en las diferentes zonas romanizadas comenzara a desarrollar rasgos diferenciadores que acabarían fragmentando la unidad del latín clásico. Así surgieron con el tiempo los primitivos dialectos romances del latín, que en su evolución posterior originarían las lenguas románicas.